Sigue adelante…

0

Querido «trabajo duro»:

Solía odiarte.
Cuando llamabas mi nombre, huía de ti.
Cuando sabía que vendrías, me escondía de ti.
Cuando influenciabas a otros para que me hablen de ti, rápidamente inventaba excusas para alejarme de ti.

Asustado del dolor, porque no quería lastimarme.
Asustado de fallar, entonces ni siquiera intentaba.
Asustado de tu nombre, por lo que has hecho a otros.

¿Quién te crees que eres?

Asustándome por quien eres, reflejándote en el espejo.
La sombra detrás de mi, doy un paso y sigues delante mío.
La transpiración en mi cara, lágrimas en mis ojos…

Seguiré hacia adelante.

Escuché que no dices mentiras.
Tu conviertes al pobre en rico, malas calificaciones en buenas.

¿Hay algo qué no puedas hacer?

Ahora mírame.
Tu me hiciste quien soy hoy, y por ti tengo esta actitud de nunca perder, nunca abandonar.

¿Abandonar?

Esa palabra no está en mi vocabulario.
Cuando abandonan, yo sigo adelante.
Cuando duermen, yo trabajo más duro.
Cuando dicen que no puedo, y me relegan, les demuestro que puedo.

Cuando les cuento mis sueños, y se ríen, me aseguro de reír menos.
Soy un cazador de sueños, y eso significa que busco mis sueños y los de nadie más.

Solo yo puedo vencerme, soy yo contra mi entrenamiento.
No hay derrota, no voy a perder…

Llegué hasta aquí, y no voy a detenerme ahora.

Querido «trabajo duro», mi papá tenía razón sobre ti.
Cumples lo que prometes.
Y por eso, te amo.

¿Cómo no voy a hacerlo?
Ya no me escondo de ti.
Estoy esperándote.
De hecho, ¿dónde estás?

Te necesito.

Porque en el trabajo duro, yo confío.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies